Autoconocerse
es encontrar el verdadero ser que habita en nosotros. Para ello debemos
sacudirnos el polvo acumulado durante años. ¡Ya! lo sé por propia experiencia,
no es tarea fácil, pero ¿quién dice que es imposible? Desde luego que yo no.
A partir de
nuestro nacimiento nuestra membrana se va cubriendo de pequeñas partículas que
no solo le llegan desde el exterior, también desde nuestra propia información.
Así es hasta formar una densa capa de miedos, educación orientada bajo los
deseos de los demás, represión, aprensiones, contrariedades, sueños rotos....
Una pátina que no solo impide a los demás vernos como en realidad somos, sino
lo que es peor, nos oculta a nuestra propia inteligencia.
Conocernos, sentirnos,
saber cómo somos en realidad, cual es nuestra existencia, son vitales para poder
desprendernos de esa coraza sin hacernos daño, sin friegas que rompan nuestra membrana,
solamente sacudiéndola con ligereza, una y mil veces si hace falta, hasta
vernos libres de todo ese polvo que nos coarta y nos va matando
silenciosamente.
Hay veces
que no lo hacemos porque no deseamos hacer daño a quienes nos rodean, porque
nos sentimos cómodos, porque vemos como inherente a nosotros mismos esa densa
capa que nos impide en realidad respirar tal y como somos, por miedo. Sin duda,
pensamientos erróneos, porque antes de querer a los demás, debemos querernos a
nosotros mismos. Esa es la mejor muestra de amor que podemos transmitir a
aquellos que amamos.
En este
viaje somos muchos los que nos cubrimos con ese blanquecino manto, pesado por
el tiempo, raído por nuestras luchas interiores, sudado por acalorados sueños
que nos rompen en mil pedazos.
Hace tiempo
que decidí sacudirme de mi mismo. Al fin comprendí que soy un ser espiritual que
habita un cuerpo humano, que debía autoconocerme, contemplarme, ser agradecido
con todo lo que me rodea, descubrir que amamos hacer. Si lo hacéis, si vamos sacudiéndonos
toda la negatividad acumulada durante toda nuestra existencia, nos sentimos
mejor, más dichosos, menos pesados, más contentos, menos insufribles, más
radiantes, menos cansados. Nos sentimos en realidad tal y como somos, hombres
completos que viven su vida desde la felicidad que nos da el ser.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
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Muy bueno... realmente me toco el corazón, sentí identificado, como si todas esas palabras tuvieran un destinatario, YO.
ResponderEliminar(Quizá es el hecho que trato de descubrirme y aceptarme a mí mismo, cambiar o no).
Saludos.
Gracias Sebastian, en realidad todos somos destinatarios de una u otra forma. Con el autoconocimiento cada uno encuentra su Yo.
EliminarUn abrazo.
Este mensaje es para Alternativo Palermo. No sé que pasa que recibo tus comentarios por mail como que se han publicado por aquí, pero en realidad no han sido alojados en el blog. Saludos amigo.
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