Búscame ahora que la tarde cae en sí misma, somnolienta,
perezosa, descuidada, arrojada en los autores de lo oculto. Estoy donde
siempre, sentado en el café de la calle Luna, salpicado de frescas notas que me
dejan ausente de mente. Me reconocerás inmediatamente, porque mis ojos solo ven
pasar las gentes buscando un alma sana con la que crecer el alma.
De entre ellos veo pasar a un hombre que sabe vivir, que no
se deja engañar por las apariencias o por las palabras. Da unos dubitativos
pasos que me rebasan. Se detiene, busca un sitio y asienta su alma bebiendo
café a sorbos, observando todo como cómplice de la caída tarde.
Nuestros ojos se cruzan, se estacionan en el otro. Parece
que estamos ociosos, pero son las encendidas miradas de la brevedad las que nos
atenazan. Sonreímos favoreciendo las disensiones. Me habla de la vida, de mares
que son nuestros, de lugares que cambiamos por otros. Le hablo de aguas que son
júbilo, de tierras que son impulso de la existencia. Meditamos con las mismas
palabras abriéndonos al instante de lo íntimo para deleitarnos con el valor de
lo humano.
Hablamos así desde el complacido tiempo, hasta que las
saetas se cruzan en la hora señalada. Al despedirme insiste en acompañarme
hasta la puerta. Elevamos nuevas palabras en el espacio de la calle a la par
que nuestros pasos acortan distancias anunciando el final. Las puertas están
cerradas. Bastaría un abrazo para abrirlas de par en par. Un simple apretón de
manos las mantiene cerradas, mientras observo como su presencia se pierde en el
silencio de la noche.
Caído sobre la cama, lamento amontonar una vez más mis
miedos, no haber abierto las puertas para que una caricia suya saciara mi sed.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
Que bonito encuentro.
ResponderEliminarA veces no se sabe que es peor, si abrir las puertas y equivocarse o dejarlas cerradas y quedarse para siempre pensando sobre lo que pudo ser y no fue...
Abrazos, amigo.
Me has hecho estar allí, espectador en la mesa de al lado, mientras lo leía, observándoos a los dos. Incluso he llegado a captar el aroma de esos cafés. La duda, el eterno miedo a lo que pueda pasar tanto si damos el paso como si no lo hacemos. ¡Buf, qué maldita carga! Y cuánta razón tiene Un-ángel. En cualquier caso, Germán, lo describes con tanta viveza que al menos te quedan esas sensaciones. ¿Qué es lo que pudo pasar y no llegó a ocurrir? ¡Qué más da! Como se dice con frecuencia, a veces es más sugerente "la ropa interior" que "la desnudez" pura y dura que se oculta debajo.
EliminarSalud a todos!
Amigos, ahí esta la cuestión, que en esta ocasión pienso demasiadas veces que debí dejarlas abiertas.
EliminarPuede una mirada decir mas que cualquier frase? supongo que en ocasiones sobran las palabras.
ResponderEliminarBuenas noches.
Estas en lo cierto, en muchas ocasiones puede más una mirada que las palabras, y esa mirada me dijo mucho, y todo bonito, ¿porqué me haría el sordo?
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