El sol calienta esta mañana que es fría si sus rayos no te
acarician con su luz. Siento el olor del mar. Está tan cerca que pasear en su
compañía se vuelve necesidad.
Vuelvo mis pasos hacía su orilla. Allí estoy, con una mano
en el bolsillo de la sudadera y la otra asiendo con fuerza una botella que
contiene un mensaje de vida.
Me fallan esas mismas fuerzas para lanzarlo con gans hacía espumas
de agua. En un segundo me derrumbo sobre la arena con la vista perdida en
azules que platea el primer sol del día. Los pensamientos me asaltan golpeando
mis sienes, hasta que en mi cabeza se suceden agradables imágenes de lo vivido
desde que me descubrí como un ser sexual. Sin más. Un hombre que ama
profundamente a una mujer, y que goza del abrazo de un hombre.
En todo este tiempo he aprendido a que el amor por mi mujer
es lo más importante de mi vida. Lo que me hace sonreír cada mañana al sentirla junto a mi. ¡Vivir a su lado me hace sentir feliz! Ayer un amigo terapeuta me
decía que tal vez tenía que descubrir mi sexualidad en toda su integridad para
valorar y comprender lo primordial que es ella en mi vida. Sin duda, tiene toda
la razón.
Pero en todo este tiempo he aprendido también a canalizar
mis deseos de abrazar a un hombre, a vivir sin ansiedad ese deseo, a sentirlo
como algo natural. Por eso dejo en estos momentos que todo fluya, a no buscar
con desesperación un amigo de piel. Si ha llegado o ha de llegar será bien
hallado.
Como muchos de vosotros no me considero ni hetero, ni
homosexual, y menos bisexual. Tan solo soy un hombre sexual, con la mente
abierta a vivir mi sexualidad completa, sin tabúes ni miedos.
Por eso he escrito un mensaje para lanzarlo en una botella
al mar de mis anhelos. Es breve, conciso, escueto, claro.
Querido amigo
Soy un hombre casado con una mujer a la que ama y al que la
vida le ha traído estrenada su madurez el deseo de abrazar a un hombre. No es
una necesidad, son ganas de vida. Igual te conozco y nos falta una mirada, o
aún no sabemos de nosotros. Si tu sientes lo mismo, búscame en la orilla de un
mar que baña una tierra generosa en pasiones, historia y fortaleza.
Te espero con mi esperanza y tu firme paso.
Los pensamientos me han llevado a una decisión. Alzo
entonces mi cuerpo de la arena para dirigir mis pasos a la orilla y lanzar con
fuerza la botella que se hunde en el mar de mis anhelos. Estoy seguro de que
llegará a una playa acogedora, cómplice y serena.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
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inmediatamente
El mundo está lleno de playas, ojalá esas palabras lleguen a la orilla adecuada.
ResponderEliminarTu amigo terapeuta no puede estar más acertado: vivir la integridad de tu sexualidad te va a hacer sentir mucho mejor contigo mismo, vas a discernir mejor qué es lo primordial en tu vida y porqué, y vas a entender y aceptar "esa otra" parte de ti que es tan buena, positiva y natural como el resto de ti mismo.
Un abrazo, como siempre.
Sé que llegará mecida por las olas, iluminada por el sol de primavera. Un abrazote amigo.
EliminarA ver si esa botella llega a alguien que la sepa valorar.
ResponderEliminarEstá ahí al otro lado de la orilla, esperando. Besos.
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