Estamos inmersos en el caliente verano
del 16. Para mi es tiempo de descansar, desconectar, disfrutar, despreocuparse,
desenfundar, desmadrarse y tantas "d" que harán por unos días reencontrarme con
más transparencia con mis ser esencial.

Por eso aprovecho para pasear por
la abierta montaña o sumergirme en las aguas de mi querido Mediterráneo, tomar
unas cañas al caer la tarde o devorar en un chiringuito conocido esas paellas
tan ricas que solo aquí, en Valencia, se preparan como deben ser.
Por eso hago por estar con la
familia, compartir mi tiempo con los amigos y sentir en mi interior todo el
afecto que me ofrecen los míos. Y repartir abrazos y besos y cariño, y percibir
como el corazón se expande hasta el cielo infinito.
Por eso hago para entrar en
mundos desconocidos y abiertos a su vez en miles de palabras guardadas en los
libros. Visitar la historia guardada entre los muros de las ciudades, o
simplemente pasear por sus calles.
Por eso lo comparto con mi amigo
el mar, abrazándonos en desnudez, mimándonos con halagos y la complicidad que
nació hace años cuando el mundo parecía estar al revés.

Por eso para mi el verano es
tiempo de alegría, de felicidad, de contento, aunque sea desde el mundo que
habito día a día. Por eso te deseo lo mismo, compañero de este viaje no
buscado, compartido y vivido.
Seguid siendo como sois, hombres
duales, pero geniales y maravillosos.
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