¡Calor!, mucho calor. Tanto, que
gotas de sudor se deslizan despacio por nuestros cuerpos cosquilleándonos como
si fuesen las yemas de unos delicados dedos que nos envuelven en placer.
Calor de agosto escondido en la
luna llena, este año de San Lorenzo, salpicada por la lluvia de estrellas o
perseidas. Una gozada bañarse desnudo acariciado por su luz, la de la luna,
mientras oteas el cielo en busca de una estrella a la que pedirle un deseo o
sonríes de alegría al compartir el momento.
En realidad, son meteoros de
velocidad alta que radian de la constelación de Perseo o Perseus, de ahí el
nombre. Pero qué bonito es creer en la magia de la vida y pedirle a esa
estrella fugaz que en un segundo atraviesa la noche aquello que más anhelamos.
Estos días mirad con abiertos
ojos el cielo en la noche, tal vez os traiga el deseo más anhelado.
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La ciencia anda detrás de la magia Germán, por eso, por más que avanza no llega a desvelar del todo el encanto de lo divino. Asi, la realidad siempre será más rala y fría que la fantasía.
ResponderEliminarPrefiero y me quedo los dos primeros párrafos.
Sisco Senda
Entonces coincidimos, jejeje
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