El viaje que emprendí hace ya cinco años sigue su curso. En estos meses era pausado, sin apenas ganas de caminar, pero estos días, sin saber cómo, se está tornando lleno de deseos y ganas.
En
realidad, hace mucho tiempo que no comparto el camino con nadie. Llegó un día
en el que decidí dejar los abrazos arrinconados en el fondo de la mochila viajera,
creyendo que allí estaban seguros por mucho tiempo. Estaba harto de encuentros
que no llevaban a cumplir con mis anhelos. No porque esos amigos no fuesen
buenas gentes, gratos a mi mirada y a mi tiempo, sino porque estaban llenos de
mis miedos y ansiedades. Era yo el que no se encontraba y me dolía hacerles
daño.
Era
tanta mi fuerza interior en contra que hablaba y hablaba y no se llegaba a ningún
punto de encuentro. En el último momento las circunstancias se interponían en medio del
sincero abrazo de dos amigos que sentían la necesidad de estar juntos. Al
principio no comprendía el porqué, más tarde deduje la realidad.
En
el fondo me daba miedo quedar ante la ausencia de un sitio seguro, el miedo a ser
reconocido junto al amigo, la inseguridad que me causaba con quien compartía mi
amigo otros abrazos ante el temor de una enfermedad o que ese amigo había
llegado a sentir por mi algo más que un simple deseo.
Me
habían advertido que este lado nunca se puede apartar de nosotros, que siempre
está ahí, que lo podemos domar, atar o encerrar, pero que tarde o temprano
vuelve a volar en libertad.
¿Qué hacer ahora? ¿Luchar por seguir como estoy o dejarse llevar por las sensaciones
del abrazo de un hombre?
Dudas,
angustia, desasosiego… inquietudes, ganas, deseo.
Foto: QUEMAS |
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por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
Difícil decisión. Sólo tú tienes la respuesta.
ResponderEliminarQue gran dilema, luchar contra de los deseos ocultos que nos pide el cuerpo o vivir con el miedo y los remordimientos interiores. Cualquiera que sea el camino no es fácil de llevar.
ResponderEliminarUn saludo Germán
Como te han dicho antes, solo tu puedes decidir en último término. Yo te diría aquello que dice Sabina de "no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió", porque en el momento en que me encontré en tu misma situación fue ese pensamiento lo que me hizo tomar mi decisión.
ResponderEliminarSea cual sea la tuya, ojalá que te depare mucha felicidad.
Un saludo.
Es tanto lo que me identifico con lo que has escrito, que no puedo decir otra cosa que te entiendo, te comprendo, y es algo que somos nosotros los que tenemos que decidir, ya sea para equivocarnos o no, creo que nos lo dirá el corazón, pero una cosa está clara que nunca podemos forzar las situaciones, lo mejor es dejar que fluyan por si solas.
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo Germán.
Sólo se vive una vez, y esta es la ocasión.
ResponderEliminarTus errores no los podrás enmendar en el más allá, porque aquí se acaba todo.
Decide hoy, vive hoy... porque no hay mañana.
De este escrito hace ya muchos años y no sé si llegarás a leerlo, pero si, este nuestro lado "oculto" no se puede salir aunque creo que a día de hoy ya lo has aprendido y el miedo, la ansiedad y otro sentimientos negativos siempre los vamos a tener por nuestra familia, amigos y amistades que no entienden nuestros sentimientos hacia otro hombre
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