Se renuevan ansias dormidas, mi alma necesita abrazar tu cuerpo para que la despierte en los goces del hombre.
Necesita que tus manos acaricien mi piel llenándola del brillo del placer. Solo entonces, tus labios, calientes y suaves, besaran los míos mojando hasta nuestros sentidos.
Todo fluirá en el abrazo de dos hombres que se buscan desde la distancia para entregarse al amor eterno.
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Así es querido amigo, de vez en cuando vuelven las ansias y el desasosiego
ResponderEliminarY por cierto, ya me gustaría sé ese amigo que te abraza y te calma ese ansia
ResponderEliminarTus abrazos se sienten profundamente. Gracias amigo.
Eliminar¿Qué ocurre cuando es uno mismo el que, ante esas ansias (esos anhelos, como yo los llamo en mi caso) imposibles de saciar (por la distancia que te separa del hombre que te hizo sentir que el desasosiego y el remordimiento podrían valer la pena; por lo efímero de ese encuentro que te marcó pero que, casi seguro, no volverá; porque no has vuelto a encontrar a nadie que quiera comprometerse con esa complicidad viril e inefable que puede establecerse entre dos hombres y que va más allá de lo meramente físico; porque no has conseguido compartir viaje de nuevo con nadie tan masculino y a la vez tan sensible que te colme con ese brillo del placer que nombras), qué ocurre, digo, cuando entonces eres tú el que ahoga su alma y la amordaza como terapia para no sufrir más, día a día, por culpa de esos anhelos incumplidos? Menos mal, querido Germán, que nos dejas tu última frase, llena de esperanza: ¡cómo anhelo yo ese abrazo entre dos hombres! Perdonad si resulto un poco tostón, pero me ha llegado esta entrada del blog en un momento de desesperanza por llevar tanto tiempo haciendo mi viaje en solitario y me he desahogado aquí. Saludos a todos los viajeros.
ResponderEliminarNo leo ningún tostón, al contrario, tus palabras están llenas de sentimientos, entre ellos el afecto, la remembranza, pero también de padecimiento. Siento mucho que hayas pasado, que estés pasando ese desasosegante trance. La vida no siempre nos lleva por el camino que nosotros anhelamos, tal vez porque no es el que está destinado para nosotros. Puede resultar incomprensible, pero hace años llegue a esa conclusión para no hacerme daño. Por otro lado ¿Te has preguntado qué sintió él? ¿has hablado con él de ello? Tal vez soñó con algún otro encuentro, tal vez ha vivido alguna situación complicada.
EliminarAlguna vez he contado que ante anhelos e ilusiones como las que tu describes, tuve que crear una coraza para no hacerme daño y así poder abrirme a la vida. Los masajes formaron parte de esa coraza, convirtiéndose en un fantástico camino para gozar de aquello que la vida me negaba por otro lado. Me bastaba con sentir las fuertes manos de un hombre moviéndose por mi cuerpo desnudo, sin más aspiraciones. Hasta que un día me acepte y mi vida cambio.
Mucha fuerza amigo, y ya sabes que estoy a tu lado. Un abrazo grande y sentido.