Hoy
el sol ha dejado paso a gotas de lluvia. Es como si la alegría del placer se
hubiese diluido en entregada agua. Ha llegado tranquila, sin apariencia de mal.
Por eso he dejado que discurra sobre mi cuerpo, que me inunde con su poder
sanador. Es tiempo de entrar en uno mismo y dejar que se diluya todo aquello
que nos hace daño para que así pueda florecer lo nuevo con mayor fuerza.
Esta
lluvia de abril viene para arrancarme el sopor y la opresora sinrazón. Viene a
traerme el bien deseado, la ilusión de vivir, la felicidad de ser uno mismo.
Esta
lluvia de abril me recuerda una frase de Epicuro que dice: Todos salen de la vida como si acabaran de entrar en ella. Así
quiero recordar el paso de todo lo malo, como una décima de segundo en una vida
llena de riqueza y abundancia, la que me ofrece ser un hombre completo.
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