No soy mucho
de leer horóscopos, y al menos no me obsesiono con ellos, pero desde que
escuche hace unos días que el 16 de febrero comenzaba un nuevo año chino bajo
el signo del Perro de Tierra no lo he podido quitar de mi cabeza. Reconozco que
me gusta el nombre y lo que significa, pues el perro es un animal leal,
entregado y agradecido, y en el horóscopo chino representa la defensa de los
derechos, de las minorías, de los más desfavorecidos. La defensa de la amistad
por encima de todo.
Una leal amistad
que me ha llegado con un claro ejemplo desde Argentina, la del perro Capitán
que durante años no se ha movido del lado de la tumba de su dueño, como
fiel reflejo de agradecimiento hacía el que le rescato del abandono para
cuidarle como parte de sí mismo. Esta noche en el programa de la televisión
española Cuarto Milenio, Iker Jiménez ha vuelto a hablar de ello, comunicando que el perro falleció
de muerte natural cuando los medios de comunicación dieron la noticia. Su
incondicional entrega, su amor, traspasaron fronteras.
¡Ufffs! Cuántas
veces hemos pensado en encontrar a ese amigo fiel con el que entregarse
totalmente, compartiendo este viaje desde la complicidad y el afecto. Así es
como he vuelto a pensar en el año del Perro de Tierra, y he buscado en internet
cuál es su significado. He leído que para los chinos este año es el “del sentido común, de las amistades, de la
generosidad. Es un año de construir y de revivir los ideales. Un año de
especular con las utopías, volverlas a poner en remojo y sacarlas bien
ventiladas al sol. Los sueños personales están a flor de piel. Soñar con un
mundo más justo. El perro permite lo imposible dentro de lo posible. Avanzar
será cosa de no desistir y, sobre todo, de no esconderse”.
Leyendo
estas palabras comprendo porque el signo del Perro de Tierra me ha conmovido
sin conocer su significado. Permitir lo
imposible dentro de lo posible. No desistir. No esconderse. Unas palabras
que se hacen en este viaje mucho más certeras, pues si permitimos dentro de todo
lo posible que lo imposible tenga cabida en nosotros, nuestra realidad nos hará
crecer como seres humanos que somos, libres, sin complejos, llenos de esa
dualidad que tanto nos hace ser especiales. No hay que rendirse, no hay que esconderse
de nosotros mismos, no hay que desistir en el viaje. El camino nos pertenece, es
nuestro camino.
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