jueves, 20 de junio de 2024

UN PASEO POR LA ORILLA Y UNA CHARLA SIN PRISAS


Ayer pude pasear por la orilla de la playa acompasado por el bruñir de las olas. Era el primer paseo de la temporada, a las puertas de un verano que nos llega con las temperaturas un poco bajas


Fue una tarde suave en pensamientos, con la mirada perdida en el amigo mar, compartiendo en desnudez la felicidad encontrada. El agua aún fría no invitaba a mojarse, tan solo a que acariciase los andantes pies.


Antes, sentado en la arena, ensimismado en mi interior, me habló un hombre joven que se acercaba a la orilla. Entabló conversación conmigo, preguntándome si no me atrevía a bañarme. La respuesta fue obvia, estaba fresquita aún el agua. El siguió hablando de sus cosas de pie, yo respondiendo casi sin ganas sobre la arena, mostrándome muy cerca una polla gorda y grande en su estado de reposo que de seguro hacía las delicias de más de uno. 


Presentía sus intenciones, hasta que lo confirmó al preguntar si iba a Pinedo, una playa cercana también nudista, de bastante cancaneo gay. Al contestarle que prefiero la playa en la que estábamos, me respondió que él también, a lo que siguieron unas palabras que dejaron claras sus pretensiones. Dijo que en Pinedo hay más acción, y en La Garrofera más comedia. Aunque lo entendí, quise que lo aclarara, porque la comedia en dramaturgia está relacionada casi siempre con historias con final feliz. No me cabía duda que buscaba un final feliz al encuentro que provocó, pero no un final de esos rápido y frío (acción), más bien uno tranquilo y con tiempo para conocerse (comedia). Él no sabía cómo salir de aquella proposición, así que di un viraje rápido para ayudarle y evitar equívocos. Y eso, que el chico estaba bien formado en vistas.


Seguimos hablando un buen rato hasta que se despidió para bañarse. Más tarde, durante el paseo me recrimine por no levantarme, por no haber estado más suelto. No lo hice por no dar alas, aunque me gustase aquel atractivo hombre de mirada azul y buen porte.


Cuando voy a la playa nudista, lo último que busco es sexo. Lo único que busco, más bien necesito, es fundirme en desnudez con el entorno para encontrarme con el placer de ser. No hay mejor deleite en la vida, o al menos para mí. 








4 comentarios:

  1. ¡Qué encuentro tan prometedor! Mi vida es tan sosa que no doy pie a que se produzcan estas situaciones. Por no decir que seguro me habría pasado lo que a ti: me habría sentido tan cortado que no habría sabido aprovechar el momento y ver dónde podría llevar. Tu reacción y reflexión final dice mucho: una cosa es como sentimos la sexualidad y la sensualidad los que recalamos por aquí y otra muy distinta que seamos unos libidinosos y desatados sexuales, salidos el cien por cien del tiempo. A veces reivindico (siempre muy cuidadamente, para no delatarme) en discusiones con familiares o conocidos que el ser homosexual no es sinónimo de ser un depravado sexual, como se ha creído desde siempre en este país nuestro. Sobre todo en el caso de la homosexualidad masculina: para una mayoría, si eres hombre homosexual significa que te tirarías a cualquier tío que se te cruce. Yo, a los heteros que me entran con ese argumento siempre les hago la misma pregunta: por muy hombre que te sientas, ¿te follarías a cualquier mujer, aunque no sintieses un mínimo de atracción por ella, solo por el hecho de que tú eres un machote de libro y ella una fémina? Lo de siempre: ni todo es blanco ni todo es negro. Salud a todos.

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    1. Cuanta razon y cuanto me identifico con tu comentari.

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    2. Los prejuicios siempre son negativos, juzgar algo desde el desconocimiento no debe hacerse nunca. No todos somos promiscuos, no todo vale. Y luego están los miedos propios, a los que debemos poner cerco. Hay que abrirse a la vida, hazlo y verás como muchas cosas cambian. Un abrazo amigo.

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  2. Sagan65 que intuicion tan logica. Felicitaciones a ti. Tony Italian.

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Gracias por compartir este viaje

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