lunes, 23 de junio de 2014

Tu sabor en mi boca




El cielo nublado a ratos abochorna la tarde. Tanto que tras la comida se hace precisa la siesta. La cama abierta recoge mi cuerpo entre penumbras de persianas bajadas y silencios encadenados. Desnudo, con la virilidad encendida por tu ensueño, me duermo sofocado por el ambiente.

Al despertar, mis manos se desperezan halagando mi piel. La recorren con deseo, con ganas, con sabor a ti. Se detienen en mis genitales, coqueteando con ellos hasta excitarlos entre jadeos y ansías atrapadas. Una mano se agarra con voracidad al pene, la otra juega con el capullo hasta mojar su rosado color. Imagino que es tu pujanza la que acaricio, la que moja mi dedo con deleite.

Solo, en la oscuridad de mi habitación, tu sabor ha invadido mi boca, explotando en mi interior el placer de tu cuerpo, saltando del mío la complacencia de lo íntimo.

Esta tarde hemos compartido el espejismo de nuestros deseos con caliente voluptuosidad y gusto.



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2 comentarios:

  1. Que cálido espejismo...y en ese momento de la siesta además tan proclive al calor, la penumbra y los deseos...

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    1. Espejismo que alimenta nuestros deseos hasta que un día puedan ser realidad.

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Gracias por compartir este viaje

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